El joven Mistikitis era un alegre sujeto;
De chaqueta colorida y sandalias arrugadas;
Llevaba en su alto una boina negra como buen artista callejero.
Vivía aunado al campo de las vacas,
Una villa dentro de la ciudad, conocida como Thanisandra.
Corría dia a dia, entre rikshas y buses, desde su morada hasta su empleo.
El joven Mistikitis por las tardes merodeaba por las calles,
Recogiendo palabras, persiguiendo a las sombras,
Cosquilleando a las abejas que zumbaban entre las flores,
Moviendo su cuerpo y ejercitando su mente
con los caminos del Yoga,
Y sentándose en la alta azotea durante horas y horas.
Allí su corta barba se balanceaba hasta tocar la luna:
dialoga con las estrellas, y las narraba sus sentimientos.
Llegó Bashanta, la Ama del lugar;
Rozó el cabello fino de Mistikitis. Y él volvió de su sueño.
Bajo los lirios de estrellas, resoplando y tragando almas.
“¡Eh, Mistikitis! La cena esta lista”
Dijo la hermosa Bashanta. ¡Tu día soplando burbujas,
Asustando a los ágiles peces de las carreteras y a las pardas ratas de la noche,
Espantando a los perros hambrientos, olvidando tu boina desemplumada a llegado a su fin!
Mistikitis camino escaleras abajo,
tomo con sus manos la cena
y cantando se durmió
recordando que mañana
cambiara de hada
cambiará de ropaje
Y una nueva historia tendrá para contar.